miércoles, 22 de abril de 2009

- Blanca Varela-

Casa de cuervos

Porque te alimenté con esta realidad
mal cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absolvo de mílaberinto hijo mío

no es tuya la culpa
ni mía
pobre pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
y la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
la asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
sombras y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
de arcángel
apenas pasado en la entreabierta ventana
y nuestra
para siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
encarnación de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
casi saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie

aquí me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
de tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme —nada infinita-
sobre el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
que ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
y nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
colores dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
que es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
y allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver
(1980)

domingo, 12 de abril de 2009

El Fin del Romance


Nuevamente la noche y la casualidad me ponen frente a la película -The Final of the affair- infinitamente entrañable para mí, una película en apariencia simple, cuya delicada trama desarrolla la historia de amor atormentado entre Sarah una mujer condenada en un matrimonio sin ilusiones ni pasión y Bendrix, un escritor perseguido por el deseo de poseer a la mujer que ama y que está casada con otro, obsesionado por los celos,traicionado por su propia inseguridad.
Esta historia está basada en la novela de Graham Greene "El final de la aventura" y se presupone autobiográfica.
La fe, descubierta por Sarah a través del dolor, sumida en la amenaza de perder al hombre que ama, es el complemento indiscutido de esta pasión, quizá un hilo conducente, el personaje del esposo, un hombre opacado en su imposibilidad de aceptar un final indiscutido, consintiendo silencioso una verdad que lo lastima pero que no controla y que decide elegir "ignorar" para no perder la compañía de su esposa.
Un amor enloquecido y desesperado de principio a fin, en medio de una cruda realidad bélica en la mitad del siglo pasado, una historia que vuelve a mí una y otra vez y que siempre disfruto ver y "releer" , en la que siempre voy descubriendo una nueva dimensión, oculta más allá, en las vidas de estas tres mortificadas almas.
San

sábado, 11 de abril de 2009

Los días (Cavilaciones)


Vigésimo tercer día ...
Nada por decir ...
Todo regresa a su comienzo

Eterno (Cavilaciones)

Me dueles ... Desde aquel día y para siempre ...



viernes, 10 de abril de 2009

Los heraldos negros

César Vallejo
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

Zbigniew Herbert



Dos Gotas


Los bosques ardían

y ellos en sus cuellos enredaban los brazos

como ramos de rosas
la gente corría a los refugios

él decía que su esposa tenía cabellos

en los que uno podía esconderse
cubiertos con una sola manta musitaban impúdicas palabras

la letanía de los amantes
Si la cosa se ponía fea saltaban en los ojos del otro

y los cerraban con fuerza
con tanta fuerza que no sintieron el fuego

que alcanzaba sus pestañas
hasta el final fueron audaces

hasta el final fueron fieles

hasta el final fueron parecidos

como dos gotas detenidas al borde de la cara


(1956)
De “Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas” (Editorial Hiperión, 1993)Versión de Xaverio Ballester

Décimo día


Sin palabras ...
Nada que diga hoy valdrá la pena de ser leído
No hay peor cosa para mí que no ir hasta el fondo.
(sigo intentando subir un video de Cold Play, maldita conexión, es un fastidio)